jueves, 31 de diciembre de 2009

Mascotas de Ovnis


En Salavina, el 2 de noviembre de este año (Por 2009), fueron escuchados los famosos gritos del almamula mientras la gente volvía del cementerio. Esa tarde-noche se levantó un viento norte terrible y no se veía a un metro de distancia. Doña Rosa Toloza nos asegura que cuando estaba a medio camino hacia su rancho, horribles alaridos comenzaron a escucharse, primero del norte y luego de distintos puntos cardinales y a distintas distancias. Relatos como este son muy comunes en el interior de la madre de ciudades. Un pastor nos aseguró que una de sus cabras había sido atacada por algún extraño ser o animal o "espanto" como suele denominar la gente a algo que no tiene explicación. El pobre cabrero, al día siguiente, decidió vigilar a su majada desde el final de la siesta hasta la noche, para poder comprobar que era lo que provocó aquella terrible herida a su cabra, arrancándole las ubres y dejandola con vida. El animal por supuesto, murió desangrado poco tiempo después. Este testigo descartaría la hipótesis del ratón hocicudo y aves carroñeras, pues el animal fue atacado mientras estaba vivo y en perfecta salud. Cuando aún quedaba luz del sol, el testigo asegura que otro de sus animales fue atacado, entre los balidos aterrorizados del resto de la manada. De nada valió la vigilia pues no se veía absolutamente nada extraño, a pesar de tener aún buena luz, los ojos no percibían nada extraño. Solo una extraña brisa parecía mover los pastos secos y los ancochales que rodeaban a la majada. Parecía ser que una extraña fuerza o entidad invisible tenía la capacidad de atacar sin que los ojos (al menos los humanos) lograran percibir nada. A pesar de la vigilancia otra de sus cabras resultó muerta. El pastor, llememosle Juan Carlos para preservar su identidad, decidió entonces hablar a un sacerdote de una parroquia del pueblo para que bendiciera a su majada y su corral. El religioso aceptó y después del ritual católico los fenómenos extraños dejaron de suceder. No está de más especular y aventurar que podría tratarse de la versión santiagueña del chupacabras.Hay testigos que aseguran haber visto, para la zona de Ojo de Agua, (zona cerrana) un extraño ser que se desplaza mimetizándose con los árboles. De ojos rojos y brillantes y con la capacidad de realizar grandes saltos y volverse invisible a voluntad. Quizá se trate de las mascotas de algunas razas extraterrestes; lo que ocurre en el primer mundo también puede ocurrir por aqui, pues estas entidades parecen desconocer las fronteras cradas por los yanquis y los europeos y aparecerse en las más miserables de las zonas salitrosas, o entre los perdidos algarrobales del último cerro de Villa la Punta. Esto son apenas una mínima reseña con respecto a la infinidad de fenómenos que continuamente ocurren en el campo y la ciudad del territorio santiagueño.

Mosquito Gigante


Recientemente se ha encontrado un mosquito gigante en el Barrio Banfiel de la Ciudad de La Banda, el insecto tiene el tamaño de la moneda de un peso y la noticia fue publicada por Nuevo Diario, de gran circulación en la provincia. De vez en cuando suele hablarse también de un coyuyo (cigarra) gigante de unos 20 a 25 centímetros de largo y que suele causar sorpresa y hasta terror en quien se encuentra con el. Es necesario aclarar que luego se comprobó que el mosquito gigante no causa daño a los humanos, sino que al contrario, se alimenta del mosquito que provoca el dengue. Pero sería bueno que algún estudioso del tema nos aclare de la posibilidad de la existencia de este coyuyo gigante que ha sido visto muchas veces por cazadores, pescadores y exportadores ilegales de algarrobos. Algunos especulan que pueden ser insectos afectados por algún tipo de radiación,